Calidad
vs cantidad
La
televisión pública hoy en día se debate en un enorme sinsentido en que pretende
engranar dos grandes opuestos comunicativos: la calidad de las minorías con el
contenido de las mayorías, unión que hoy en día es inviable.
Por un
lado porque si lo importante en la televisión pública es la difusión de una
información completa y precisa sobre ciertos aspectos, es casi imposible que
esa reducción de opiniones para centrar determinados campos sea extrapolable a
los gustos de toda la población.
Aquí
aparece el primer problema. Esta televisión que asume la calidad frente a la
cantidad, como hacen las cadenas privadas, provoca una reducción significativa
de audiencia incluso antes de producir sus programas. Este factor lleva a que los
sectores que se encuentren fuera del público objetivo de la cadena pública en
cuestión rechacen la idea de tener que subvencionar un canal que no se adapta a
sus gustos y demandas frente a un enorme abanico de posibilidades ofertadas por
las cadenas privadas de forma totalmente gratuita.
Una
cadena pública debería llegar a todos los sectores de la población por igual,
lo nos llevaría al segundo gran problema planteado anteriormente: conseguir
grandes audiencias.
El único
factor que destaca en esta argumentación es la diversificación de contenidos
dentro de las televisiones públicas. Este hecho produciría un descenso de
calidad en los contenidos con el fin de abarcar más temas.
Este
sacrificio respecto a la calidad de lo emitido iría totalmente en contra de los
defendidos por éstas: la calidad como baluarte de la casa.
Cabe
destacar que la audiencia es el eje fundamental de cualquier medio de
comunicación en cuanto a su subsistencia en cualquier sistema comunicativo en
el que conviva más de un medio.
La
televisión pública hoy en día, en parte por la falta de financiación por parte
de los organismos que la subvencionan, y en parte por la falta de audiencia que
proporciona compra de publicidad y por lo tanto ingresos, están provocando una
extinción a marchas forzadas de lo que algún día fue, en el caso de TVE, el
buque insignia de la comunicación España.